Ocho directores en ocho años: una radiografía de la inestabilidad
El 2018 arrancó en Colombia con un escándalo político que sacudió los cimientos de su sistema científico: la destitución del director de Colciencias, César Ocampo. Este fue el octavo cambio de director en solo ocho años, una alarmante señal de inestabilidad que ofrece valiosas lecciones sobre la gobernanza de la ciencia en América Latina.
La situación desató una guerra de acusaciones que revela problemas mucho más profundos.
- La versión oficial: El gobierno, a través de la Ministra de Educación, argumentó que la decisión se debió a "decisiones y omisiones" que afectaban gravemente a la institución, acusando a Ocampo de concentrar el poder, retrasar contrataciones y romper la neutralidad al imponer sus propios proyectos.
- La defensa de Ocampo: El director destituido se defendió asegurando que las "irregularidades" son falsas y que, a su llegada, encontró un "direccionamiento estratégico muy preocupante" y prácticas que insinuaban clientelismo.
El Verdadero Problema: Falta de Visión y un Debate Ético Clave
Más allá del drama político, los expertos señalan el problema de fondo. Gabriela Delgado, exfuncionaria de Colciencias, lo resume así: "Durante ocho años hemos tenido ocho políticas de ciencia y tecnología distintas". Cada nuevo director llega para dirigir el sector según "le dicta su intuición".
Esta falta de visión generó un debate ético fundamental durante la gestión de Ocampo: ¿quién debe definir la agenda científica de un país?
Ocampo lanzó una encuesta virtual para que el público general opinara sobre qué Objetivos de Desarrollo Sostenible debían ser prioritarios. La iniciativa fue duramente criticada por parte de la comunidad científica. Enrique Forero, presidente de la Academia de Ciencias, fue contundente:
“Son las Academias y los científicos quienes deben definir el presente y el futuro de la agenda científica. Esa fue una actitud populista por parte del gobierno (…) No se hacen encuestas populares sobre el trazado de una carretera o sobre normas de sismorresistencia”.
La Lección para la República Dominicana y la Región
La crisis de Colciencias es un espejo. Refleja la enorme brecha entre el discurso político sobre la importancia de la ciencia y la realidad de la gestión pública. La falta de un rumbo claro, la inestabilidad en el liderazgo y la tentación de usar las instituciones científicas con fines políticos son peligros que acechan a todos nuestros países.
Para que la ciencia y la tecnología sean verdaderos motores de desarrollo, se requiere de un pacto nacional a largo plazo, con políticas de Estado que trasciendan los gobiernos de turno y una gobernanza que garantice la autonomía y la integridad científica.
Saludos,
Fundación Etikos